Su mecanismo de acción
Para prevenir efectivamente la DT2 y, si ya se desarrolló, tratarla adecuadamente, debemos entender qué es y cómo actúa la insulina.
La insulina es una hormona fabricada por las células B del páncreas que es imprescindible para la supervivencia, es decir sin ella no podemos vivir.
Cabe preguntarse… ¿por qué?
Porque la insulina permite la entrada de glucosa y otros nutrientes circulantes a las células de nuestro cuerpo para que ellas puedan funcionar adecuadamente. Sin insulina estas acciones no se realizan o lo hacen en forma inadecuada.
¿Cómo hace la insulina para cumplir su acción en forma eficiente?
Mediante un mecanismo complejo comparable a una cerradura que abre las puertas de las células para que entren los nutrientes. Cada vez que comemos aumenta la glucemia e inmediatamente, las células B liberan más insulina permitiendo que la glucosa entre a las células y disminuyéndola cuando la glucemia baja. De esta manera la glucemia se mantiene en valores relativamente constantes y las células del organismo pueden incorporar los nutrientes que necesitan.
Las células del organismo… ¿responden siempre de igual manera a la insulina?
No, su respuesta varía y en ciertas circunstancias la disminuyen. En esas circunstancias —la obesidad, por ejemplo— ocurre como en el caso de la inflación: para obtener algo debemos pagar más, en nuestro caso para obtener el mismo efecto necesitamos aumentar la cantidad de insulina. Ese estadio se denomina insulinorresistencia. Mientras que en el caso de la inflación quien sufre es el bolsillo, en el caso de la insulinorresistencia son las células productoras de insulina que deben trabajar más. Bajar de peso entonces será la mejor alternativa de solución.
¿Todas las personas con insulinorresistencia desarrollarán diabetes?
No, tal como ocurre con la inflación los que sufren son quienes tienen “bolsillos flacos” y en este caso “células productoras de insulina genéticamente débiles”.
¿Podemos saber si nuestras células productoras de insulina son débiles?

La respuesta es simple: las tienen aquellas personas con padres o parientes que tienen/tenían diabetes. Eso lo podemos determinar con un breve interrogatorio o cuestionario como veremos en la siguiente sección.
Resumen: ¡quién hubiera dicho que la insulinorresistencia, la obesidad y la inflación (con perdón de la palabra) tienen cosas en común!
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